Deforestación vuelve a ser cortejada

Deforestación vuelve a ser cortejada

Fecha de Publicación: 08/01/2008
Fuente: IPS - Mario Osava


El gobierno brasileño afronta este año el reto de mantener los buenos resultados en su lucha contra la deforestación de la Amazonia, amenazada por factores como el crecimiento económico y el avance de la agricultura debido al alza de los precios del sector.
Luego del auge de la deforestación, que llegó a 27.379 kilómetros cuadrados entre agosto de 2003 y julio de 2004, esa práctica cayó año tras año, hasta limitarse a 11.224 kilómetros cuadrados en los 12 meses finalizado en julio pasado, el segundo mejor resultado desde que comenzó el sistema de contralor en 1988.
Pero la tendencia se invirtió desde mayo, según el Sistema de Alerta de Deforestación creado por el no gubernamental Instituto del Hombre y Medio Ambiente de la Amazonia (Imazon). El Ministerio de Medio Ambiente reconoció un aumento de cerca de 10 por ciento en agosto-noviembre, respecto del mismo período del año anterior.
Para evitar que la devastación vuelva a crecer, "el gobierno tendrá que hacer un gran esfuerzo cuando empieza el estiaje", en mayo e incluso antes, que es cuando se intensifica la destrucción de bosques en áreas del occidental estado de Mato Grosso, alertó ante IPS Carlos Souza Junior, secretario ejecutivo de Imazon.
El año amazónico en esta cuestión comienza en agosto, porque es cuando aparecen las mejores imágenes satelitales, en medio del período menos lluvioso con la atmósfera despejada de nubes. De este modo se puede identificar y medir las zonas que fueron deforestadas.
Para que el año amazónico 2007-2008 tenga resultados mejores que el anterior, el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva tendrá que contener la devastación en los primeros meses de estiaje, de mayo a julio, de manera de compensar con creces el aumento ya registrado entre agosto y noviembre. En los meses actuales las intensas lluvias protegen los bosques amazónicos.
Los triunfos logrados en los tres últimos años coincidieron con la puesta en marcha del gubernamental Plan de Prevención y Control de la Deforestación de la Amazonia Legal, iniciado en marzo de 2004. También contribuyeron a ello la mayor represión a las actividades ilegales, la creación de nuevas áreas de conservación y la movilización de consumidores y ambientalistas.
Pero "el principal factor en pro o en contra de esta lucha es el económico, según los estudios de Imazon", destacó Souza. En los años anteriores, los bajos precios de la soja y problemas en la ganadería, como brotes de fiebre aftosa que restringieron exportaciones de carne, limitaron la expansión agrícola y por ende las presiones sobre la Amazonia.
El desafío ahora es contener la deforestación, aunque la economía nacional esté en crecimiento y los precios agrícolas en fuerte alza en los mercados internacionales, especialmente el de la soja.
También la intensa expansión de la caña de azúcar para producción de etanol ejerce una presión indirecta. No ocupa tierras amazónicas, pero si áreas cercanas, encareciéndolas y empujando otras siembras y la ganadería hacia parcelas vírgenes.
"El gobierno tendrá que cambiar su estrategia de control, hacer cumplir la ley rápidamente, forzar la transparencia del negocio agropecuario y penalizar de modo ejemplar", sostuvo Souza.
Para eso, las autoridades pueden contar con el Sistema de Alerta de Deforestación, que permite la vigilancia con "monitoreo en tiempo real" y que estará operando en toda la Amazonia a partir de febrero, como contribución del Imazon a ese esfuerzo, acotó.
También se cuenta con el fortalecido argumento del cambio climático, ahora que los informes científicos patrocinados por la Organización de las Naciones Unidas pusieron en su justo término la amenaza a la vida en el planeta, añadió.
El gobierno ya decidió concentrar los esfuerzos en los 32 municipios donde se comprobó las mayores devastaciones en años anteriores, que representan casi la mitad del área deforestada en 2006. Un decreto publicado el 24 de diciembre obliga a los terratenientes locales a hacer nuevo catastro de sus predios rurales, usando tecnologías precisas de medición y seguimiento.
Los propietarios que incumplan las exigencias perderán acceso a crédito y la posibilidad de negociar sus inmuebles. Además de multas, las áreas deforestadas ilegalmente sufrirán embargo tanto de la tierra como de su producción, lo cual significa penalizar también a los que compren bienes animales o vegetales allí producidos.
Un aumento de la deforestación amazónica tendría un fuerte impacto negativo en la imagen de Brasil, que ya ingresó al grupo de los seis mayores emisores de gases que provocan el recalentamiento de la Tierra. Más de dos tercios de esas emisiones derivan de los bosques derribados.
La merma de la deforestación amazónica en los tres últimos años evitó la emisión de 500 millones de toneladas de dióxido de carbono, o sea 14 por ciento del total que los países industrializados tienen que reducir hasta 2012 según el mandato del Protocolo de Kyoto, se jactó el gobierno brasileño en la Conferencia de las Partes de la Convención sobre el Cambio Climático, que tuvo lugar en Bali, Indonesia, en la primera quincena de diciembre.
Pero el gobierno no está solo. Una coalición de movimientos sociales, organizaciones no gubernamentales, centros de investigación e incluso grandes empresas privadas de fuerte presencia en la región anunciaron en noviembre la creación del Foro Amazonia Sustentable.
Lo hicieron a través de la divulgación de una carta de compromisos contra las actividades ilegales y no sustentables del punto de vista social y ambiental.
La Compañía Vale do Rio Doce, una de las mayores firmas mineras del mundo y firmante de la carta, adhirió a la consigna de "deforestación cero" en la Amazonia y últimamente suspendió el suministro de mineral de hierro a siderúrgicas que siguen deforestando de modo ilegal la Amazonia oriental para hacer carbón vegetal y someten a sus trabajadores a condiciones de esclavitud.

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